jueves, 17 de octubre de 2013

Nutrición y cáncer de mama, ¿una relación estrecha?


Hoy me he recabado de información sobre ¿en que puede influir la nutrición para predisponer o prevenir el cáncer de mama?

Como os imaginareis este post viene promovido por el Día Contra el Cáncer de Mama (19 de octubre).


Por ello me he hecho con una munición de información para mantenerme al tanto de las filosofías, ideas, posibilidades, opiniones y demás, a las que se mantienen férreos los ideales de algunos especialistas.



¿Qué es el cáncer de mama?

El cáncer de mama es el crecimiento anormal de células malignas en el tejido mamario. Existen dos tipos principales de cáncer de mama, el carcinoma ductal—la más frecuente—que comienza en los conductos que llevan leche desde la mama hasta el pezón y el carcinoma lobulillar que comienza en partes de las mamas, llamadas lobulillos, que producen la leche materna.

Los principales factores de riesgo de contraer cáncer de mama incluyen una edad avanzada, la primera menstruación a temprana edad, edad avanzada en el momento del primer parto o nunca haber dado a luz, antecedentes familiares de cáncer de mama, el hecho de consumir hormonastales como estrógeno y progesterona, consumir licor y ser de raza blanca. Entre 5 a 10 % de los casos, el cáncer de mama es causado por mutaciones genéticas heredadas.



¿Son los lácteos unos promotores de este tipo de cáncer?


Según  Jane Plant de  los productos lácteos pueden causar cáncer debido al complejo químico de la leche. Toda la leche de mama humana o de mamíferos, es un medio de transporte de cientos de componentes químicos. Jane dice: "No es que la leche de vaca sea un alimento malo. Es un gran alimento, pero para terneros. No está destinado por la naturaleza para ser consumido por ninguna otra especie que no sea un ternero. Nutricionalmente es distinto de la leche materna humana y contiene tres veces más de proteína y mucho más calcio".

La leche materna como la leche de vaca, contiene productos químicos destinados a jugar un papel importante en el desarrollo del bebé. Uno de estos productos -insulina factor de crecimiento: IGF-1- hace que las células se dividan y se reproduzcan. IGF-1 es biológicamente activo en humanos, sobre todo en la pubertad, cuando el crecimiento es rápido. En chicas jóvenes, estimula el tejido de la mama para que crezca y mientras sus niveles son altos durante el embarazo, las hormonas prolactinas y estrógenos son también activas, ensanchando los tejidos de la mama y aumentando los conductos de la leche preparándola para amamantar.

Aunque la concentración y secreción de estas hormonas en la sangre son bajas, ejercen un efecto poderoso sobre el cuerpo. Todas estas hormonas están presentes en la leche de vaca. La composición del IGF-1 es idéntica ya sea en la leche humana o en la leche de vaca, pero sus niveles son naturalmente más altos en la leche de vaca. Altos niveles de IGF-1 en humanos son considerados un factor de riesgo para el cáncer de mama y la próstata. Un estudio de 1998 de mujeres pre-menopáusicas, revela que aquellas que tienen los niveles más altos de IGF-1 en sangre, corrían casi tres veces más riesgo para desarrollar un cáncer de mama, comparadas con las mujeres con niveles bajos.

¿Qué opináis al respecto?


¿De que debo librarme si quiero disminuir el riesgo contra el cáncer de mama?

. Grasa en la dieta, sobre todo saturada, quesos, mantequilla, embutidos, tocino, carnes grasas, coco, aceites de palma y palmiste

. Grasas “trans” hidrogenadas que figuran en platos preparados y precocinados, patatas “chips”, como “grasa vegetal”

. Mucho cuidado con el exceso de aceites poli insaturados, girasol, maíz, soja.

. Limitar las carnes rojas sobre todo si están muy hechas, y mejor sustituirlas por pollo o pescado; suprimir el alcohol

. Evitar los alimentos de índice glucémico (IG) alto, glucosa, maltosa, miel, puré de patatas instantáneo, arroz blanco, copos de maíz.

. Adiós a la comida chatarra que no debe utilizarse de forma regular y sí como eventual antojo.



¡No al cáncer! ¡Llena tu nevera de verde!


Un nuevo estudio presentado durante la reunión anual de la American Association for Cancer Research, muestra que comer alrededor de 150 gramos debrócoli u otras plantas crucíferas –como las coles de Bruselas, la coliflor, el repollo, la col y el nabo– es beneficioso para las mujeres que sufren cáncer de mama, y ofrece una protección adicional contra esta enfermedad.

Según el doctor J.Ordovás:Las mujeres que comieron 150 gramos diarios de brócoli u otras crucíferas fueron un 24% menos propensas a fallecer por cáncer de mama, y tuvieron un 19% menos probabilidades de que la enfermedad recidivara


Ahora bien, resumen de una dieta contra el cáncer de mama:


Disminuyen el riesgo

Fibras vegetales: tienen un efecto protector sobre el cáncer de colon, ya que permiten una mayor velocidad de tránsito intestinal y aumentan el volumen fecal, impidiendo la absorción de sustancias carcinógenas. 
Hay que consumir 10 g de fibra cada 1.000 Kcal.


Frutas y vegetales (sobre todo coliflor y col de bruselas): gracias a su acción antioxidante, protegen contra el cáncer de pulmón, mama, colon, próstata, bufeta, cavidad oral, estómago y cervix.


Vitamina A y betacarotenos: protege contra el cáncer de pulmón, laringe, vejiga, boca, cérvix y próstata.


Vitamina C: su efecto antioxidante reduce el riesgo de cáncer de cérvix, boca, esófago, estómago y laringe.


Selenio y vitamina E (actúan juntos): por sus propiedades antioxidantes, disminuye el riesgo de cáncer de pulmón y estómago en hombres.




10 reglas para prevenir


1. La grasa no debe sobrepasar del 30 por ciento de las calorías totales de la dieta diaria; el 10 por ciento como máximo debe proceder de grasas saturadas (de procedencia animal), el 8 por ciento de poliinsaturadas (aceites vegetales:oliva, girasol, maíz) y el resto monoinsaturadas.


2. Hay que consumir una gran variedad de vegetales, leguminosas, tubérculos, frutas cítricas y cereales y granos integrales.


3. Mantener un peso equilibrado, ajustando el consumo de calorías con el gasto energético.


4. Evitar los alimentos muy condimentados, reduciendo el consumo de sal y de productos conservados en sal.


5. Reducir el consumo de alimentos ahumados, muy tostados o curados (bacon, embutidos).


6. Limitar o eliminar el consumo de alcohol y de tabaco.


7. Evitar comidas o bebidas muy calientes.


8. Seguir un ritmo de alimentación regular.


9. Mantener una buena higiene bucal


10.Reducir los fritos y no cocinar a más de 200-300ºC.




Las vitaminas más protectoras




. Vitamina A o retinol:


Propiedades: controla la diferenciación celular y favorece la respuesta inmunológica. 


Fuentes naturales: leche y derivados, yema de huevo, carne e hígado de pescado. Los beta-carotenos, esos pigmentos que dan color a las plantas, actúan como precursores de la vitamina A y sus principales fuentes dietéticas son las zanahorias, lechuga, tomates y todas las verduras de color intenso y las frutas de color amarillo-


Mineral complementario: el zinc. La escasez de este mineral en el organismo puede provocar una movilización defectuosa del retinol desde sus dépositos hepáticos. Las mejores fuentes naturales de zinc son: carne, chuletas de cordero, solomillo de cerdo, germen de trigo, levadura de cerveza, semillas de calabaza y huevos.


Enemigos: el alcohol, la aspirina, los barbitúricos, los laxantes y los ácidos grasos poliinsaturados, hacen que el organismo agote más rápidamente esta vitamina.


. Vitamina C o ácido ascóbico:

Propiedades: actúa como un potente agente reductor o antioxidante, bloqueando la

formación de nitrosaminas y nitrosamidas -compuestos con capacidad carcinogénica-. También ayuda a conservar las reservas de las vitaminas A y E.

Fuentes naturales: frutas cítricas (limón, naranja, mandarina, pomelo), kiwi, vegetales de hoja verde, tomates, coliflor, pimiento rojo y perejil.


Minerales complementarios: para aumentar su eficacia la vitamina C necesita del calcio (leche y derivados, frutos secos vegetales verdes) y del magnesio (higos, limones, pomelos, almendras, vegetales verdes, manzanas)


Enemigos: el agua, la cocción, el calor, la luz, el oxígeno y el fumar hacen que se pierda o disminuya esta vitamina, así como algunos fármacos como anticonceptivos orales, antihistamínicos, barbitúricos y algunos expectorantes.


.Vitamina E o tocoferol: retrasa el envejecimiento celular, impide la oxidación de los componentes grasos, de la vitamina A, del selenio y de los aminoácidos sulfurados. Protege los pulmones contra la contaminación y potencia la acción de la vitamina A.

Fuentes naturales: aceites vegetales (oliva, girasol, germen de trigo), soja, brécol, coles de Bruselas. cereales integrales, huevos.


Mineral complementario: el selenio aumenta la potencia de la vitamina E, y ayuda a neutralizar algunos agentes carcinogénicos. Hay selenio en el germen de trigo, salvado de trigo, cebollas, tomates y brécol


Enemigos: el calor (de ahí que los aceites extraídos a elevadas temperaturas pierdan parte de esta vitamina), el oxígeno, las temperaturas bajo cero, el procesamiento de los alimentos, el hierro inorgánico (sulfato ferroso), el cloro y las grasas poliinsaturadas. Los anticonceptivos orales, y algunos laxantes, también disminuyen las tasas de esta vitamina.




Hábitos peligrosos


. Comer muy deprisa, ya que no favorece ni la buena asimilación de los alimentos ni la digestión.


. Comer demasiado por la noche, ya que la comida tiene que permanecer mucho tiempo en el estómago y se favorece la obesidad.


. Fumar durante y después de las comidas. Si no se puede dejar el vicio, por lo menos hay que alejarlo de las comidas, ya que el tabaco destruye la vitamina C.


. Abusar de los fritos y freír los alimentos a más de 180º, ya que a más temperatura se descomponen los aceites y producen sustancias tóxicas y cancerígenas.

. Tostar demasiado las carnes.


. Hacer dietas monótonas, es decir comer siempre lo mismo.


. Comer demasiados hidratos de carbono simples (azúcar, pan blanco, arroz blanco, pastas refinadas, bollería, pastelería) ya que producen fermentaciones y favorecen la obesidad.


. Consumir muchos alimentos ricos en grasa animal como embutidos, mantequilla, mantecas y carnes grasas, ya que conducen a la formación de esteroides fecales cancerígenos.


Aumentan el riesgo de contraer cáncer*

Exceso de grasas (saturadas y de origen animal): está asociado con los cánceres de mama, colon, próstata, recto y endometrio.


Exceso de calorías y obesidad: hay más riesgo de sufrir cáncer de mama, colon, próstata, endometrio, riñón, cérvix y tiroides.


Alcohol: su abuso está relacionado con el cáncer de pulmón, mama, recto y cavidad oral. El alcohol que contiene la cerveza está relacionado con el cáncer de recto.


Alimentos salados, ahumados y adobados: mayor incidencia en el cáncer de estómago y esófago.







¡Protégete y acude a tu medico para tus revisiones!











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